Start of Main Content

Michael Kahn

Durante toda su carrera profesional, Kahn produjo El mercader de Venecia tres veces. Es una de las obras de teatro más populares y más polémicas de Shakespeare, con una relevancia cada vez mayor para los públicos modernos.

La transcripción completa

MICHAEL KAHN: No creo que El mercader de Venecia sea una obra antisemita. Creo que es una obra que muestra el antisemitismo en acción y, también, cómo el antisemitismo hace sentir y actuar a las personas de maneras destructivas.

ALEISA FISHMAN: Michael Kahn es el Director artístico de la Shakespeare Theatre Company en Washington DC. En toda su carrera profesional, Kahn produjo El mercader de Venecia tres veces. Es una de las obras de teatro más populares y más polémicas de Shakespeare, con una relevancia cada vez mayor para los públicos modernos.

Bienvenido a Voces sobre el antisemitismo, una serie de podcasts del Museo Conmemorativo del Holocausto de los Estados Unidos, que es posible gracias al generoso apoyo de la Fundación Oliver y Elizabeth Stanton. Soy Aleisa Fishman. Cada mes, tenemos un invitado que reflexiona sobre las muchas maneras en que el antisemitismo y el odio influencian nuestro mundo en la actualidad. Presentamos a Michael Kahn, quien está cumpliendo 25 años de trabajo en la Shakespeare Theatre Company.

MICHAEL KAHN: El mercader de Venecia es, quizás, una de las obras más polémicas de Shakespeare en lo que concierne a la reacción del público. Esto se debe, desde luego, a Shylock, el personaje de Shylock. Es evidente que la obra se volvió infinitamente más polémica a partir del Holocausto. La obra es, en realidad, una mezcla de dos historias que finalmente se unen en la famosa escena del juicio: la historia de un prestamista judío que le presta dinero a un cristiano, luego el cristiano pierde el dinero y hay un juicio, y la historia de una mujer adinerada y sus pretendientes.

Por supuesto que en la época de Shakespeare existía el antisemitismo. Shakespeare escribe, en algún sentido, sobre la Inglaterra isabelina y sale de la tradición teatral de su época. Antes de Shakespeare, lo poco que sabemos sobre cómo se retrataba a los judíos en el escenario era que se los representaba como villanos cómicos. Usaban horribles pelucas pelirrojas; tenían grandes narices; eran simplemente representativos de la codicia y la maldad. Cuando aparece Shakespeare, hace algo muy diferente. Shylock es igualmente una clase de villano, pero lo humaniza al explicar, de forma muy clara en la obra desde el comienzo, que los cristianos de su entorno no tratan a Shylock como un ser humano. Lo llaman “perro”; lo escupen; lo llaman “ruin”. Y las dos cosas que Shylock tiene en su vida, bueno, las tres cosas, son su hija, su religión y el dinero que ganó. Y a lo largo de la obra, le son quitadas esas cosas.

No hay forma de representar esta obra sin una inmensa compasión por Shylock. La razón por la que creo que se volvió muy polémica es porque obviamente la manera de representar el antisemitismo molestó a la gente. Y pude comprender eso. Naturalmente, después del Holocausto, no se podía ni sacar el tema del antisemitismo ni permitir que un personaje judío tuviera características que no fueran maravillosas. Lo mismo sucedió con la comunidad negra durante el período del Poder negro, cuando no podía haber ninguna representación complicada de los afroamericanos; tenían que ser buenos, casi santos. Pero Shakespeare nunca ha hecho un personaje bueno del todo o malo del todo. Una obra no puede ser antisemita cuando un verso dice: “¿Es que un judío no tiene ojos? ¿Es que un judío no tiene oídos? Si nos pincháis, ¿no sangramos?”

Pero no es una obra pro judíos, que creo es lo que la gente considera que debería ser cuando plantean sus objeciones. No, no lo es. Es una obra sobre todos los que están atrapados en este terrible círculo del dinero y que se tratan unos a otros como una mercadería. Y Shylock es parte de ese mundo. Shylock no es un santo; Shylock es un prestamista; vive en un mundo que gira en torno al dinero, y es este dinero el que dirige la manera de comerciar y tratar a las personas. De modo que considero que es una crítica a toda la sociedad que compone la obra. Pero en la historia de la literatura sobre judíos, Shakespeare mostró a un judío como un ser humano en una sociedad de algún modo inhumana.

[Extracto de El mercader de Venecia] Shylock: ¿Es que un judío no tiene ojos? ¿Es que un judío no tiene manos, órganos, proporciones, sentidos, afectos, pasiones? ¿Es que no está nutrido de los mismos alimentos, herido por las mismas armas, sujeto a las mismas enfermedades, curado por los mismos medios, calentado y enfriado por el mismo verano y por el mismo invierno que un cristiano? Si nos pincháis, ¿no sangramos? Si nos hacéis cosquillas, ¿no reímos? Si nos envenenáis, ¿no morimos? Y si nos ultrajáis, ¿no nos vengaremos?

Mostrar el antisemitismo no es lo mismo que condonar el antisemitismo. Y Shylock se comporta de la manera que lo hace como resultado del antisemitismo. ¿Por qué las personas deberían permitir que las hieran o las discriminen sin defenderse? A menos que uno se defienda, la discriminación seguirá por siempre. Entonces Shylock se defiende de la única manera que puede hacerlo. Considero que eso es admirable. Pero creo que se trata de muchos prejuicios; obviamente, prejuicios contra los judíos, prejuicios contra los homosexuales, porque es evidente que Antonio está enamorado de Bassanio y lo oculta, y se burlan de esto en su ausencia. Y luego Portia se burla de los negros. Por eso para mí, la obra habla de los prejuicios en muchos niveles.

Siempre sentí y sigo sintiendo que el teatro, en especial, el teatro en vivo, contribuye a cambiar las percepciones, porque uno presencia algo que está sucediendo en vivo, frente a uno, y uno es parte de eso. Y uno tiene que ver cosas que tal vez nunca antes vio o personas que se comportan de maneras que no entendíamos, tratando de explicarlas. Por ejemplo, en esta obra, no creo que alguien pueda ver una producción de El mercader de Venecia sin avergonzarse por los prejuicios y preguntarse si los tiene también. El arte efectivamente cambia la vida de esa manera. Este es uno de los beneficios de montar estas obras en Washington, porque la mayoría de las obras tratan sobre el poder, la política y las relaciones con diferentes grupos de gente, y las personas que tienen que ver con todo eso vienen y las ven. Estoy seguro de que, cuando se van a sus casas, deben mantener un diálogo con la obra y con ellos mismos respecto de sus propios sentimientos. Y a veces, con suerte, sus sentimientos han cambiado.

ALEISA FISHMAN: Voces sobre el antisemitismo es una serie de podcasts del Museo Conmemorativo del Holocausto de los Estados Unidos. Escúchenos todos los meses para obtener una nueva perspectiva sobre la constante amenaza del antisemitismo en nuestro mundo actual. Agradeceremos sus comentarios sobre esta serie. Visite nuestro sitio web: www.ushmm.org.

El audio de la producción de El mercader de Venecia 2010-2011 de la Shakespeare Theatre Company es cortesía de la Shakespeare Theatre Company.